No solo de fieltro nace un Pupeto. Vimos un muñeco de trapo y se nos antojó hacer el propio. Solo necesitamos imaginación, retazos de tela, hilo, alfileres, agujas, relleno, paciencia, paciencia, paciencia... y... ¡¡¡Chachánnnnnnnnnnnnnnnn!!! No fue uno, ni fueron dos... ¡¡¡Fueron tres!!!
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