4.4.11

Caperucita roja (Nueva edición)

Esta es la nueva edición de la Caperucita Roja en títeres de dedo. Este tipo de títeres son ideales para entrener a los niños y favorecer su creatividad. El primer juego se lo llevó un amigo, para trabajar con sus estudiantes. ¿Se animan a tener el suyo?

Pueden encontar el cuento de la Caperucita al final de esta entrada. Ojo: El cuento que ofrecemos es la versión adaptada por Pupetos. Lo decimos porque... ¡Nos encanta el Lobo y lo queremos sano y salvo!


Pueden pedirlos escribiendo un correo a pupetosamano@gmail.com
En este momento solo atendemos pedidos en la ciudad de Guatemala. 

La Caperucita Roja

“¡Ahí va la pequeña Caperucita Roja!” Todos en el pueblo conocían a la niña por ese nombre, porque siempre llevaba puesta una capa con gorra roja cuando salía a pasear. Un día salió a casa de su abuelita, que vivía en el bosque, a llevarle una canastita llena de comida. 

Por el camino, Caperucita Roja se encontró con el lobo. Su mamá le había advertido que no hablara con extraños, pero ella no le hizo caso. El lobo le preguntó a dónde iba y ella le dijo: “Llevo esta canastita con comida para mi abuelita”. Luego se dio la vuelta y se fue.
El lobo tomó un atajo para llegar a la casa de la abuelita antes que Caperucita Roja. Al llegar, el lobo vio que no había nadie. Así que entró en la casa, se puso el camisón de la abuelita y se metió en la cama. Justo entonces alguien llamó a la puerta. “¡Adelante!” Dijo el lbo con su voz ronca, y Caperucita entró. 

“¿Qué le ocurrió a tu voz abuelita?” Preguntó Caperucita Roja. El lobo pensó rápidamente y dijo: “Estoy ronca porque me duele la garganta, querida”. “Pero abuelita, ¡qué orejas tan grandes tienes!” Comentó Caperucita conforme se acercaba. 

“¡Son para escucharte mejor!” Contestó el lobo. Caperucita Roja se acercó aún más y exclamó: “Abuelita, abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes!”, “¡Son para verte mejor!” Respondió esta vez el lobo. 

Caperucita Roja se acercó aún más y trató de ver la cara del lobo. “Abuelita, ¡qué dientes tan grandes tienes!”. “¡Son para comerte mejor!” Gritó el Lobo. Caperucita chilló del susto y huyó hacia el bosque gritando en busca de ayuda: “¡Auxilio, auxilio, el lobo me quiere comer!”. El lobo la persiguió tratando de atacarla. Mientras Caperucita corría desesperada se encontró con alguien. ¡Era la abuelita! ¡Qué feliz estaba de verla!

La abuelita se enfrentó al lobo y lo ahuyentó. Luego llevó a Caperucita a casa para darle un rico trozo de pastel. 

Después del susto, Caperucita Roja prometió obedecer a su madre y no hablar con extraños.
Fin

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